domingo, 4 de diciembre de 2011

Big Mac

Dos de la mañana, llamo a tu puerta. Oigo un golpe en el suelo, sigues saltando de la cama cada vez que crees que soy yo. Después escucho tus pasos, primero rápidos, luego más reposados, intentas esconder tu ansiedad. Me abres bostezando forzadamente, y abriendo exagageradamente los ojos y levantando las cejas intentas darme indignación por alegría. No cuela. Te muestro mis hoyuelos y me dejas pasar.

Espero el día en que no me abras la puerta, que me mandes a la mierda. Sabes que eres mi Big Mac, que solo recurro a tí si tengo hambre o capricho. Lo asumes y me jode, pero es demasiado cómodo para dejarte.

No te humedezcas cuando te toco, que no se erice tu piel, no quieras acariciarme. Cánsate de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario